domingo, 24 de agosto de 2008

EL MUNDO

EL MUNDO
"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."
Eduardo Galeano
Es uno de los primeros textos del libro, y por consiguiente, el primero que resultò ser elegido. En èl apreciamos la metàfora del "fuego" relacionada al pensamiento que cita Arendt en su texto. El pensamiento es universal, pero es lògico que todos no lo ejercen de la misma manera. Y allì encontramos la relaciòn con este maravilloso texto de Galeano. El pensar devenido en un fuego, o fueguito, que puede ser màs o menos brillante, pero que "cada persona brilla con luz propia entre todas las demàs".
Encontramos relaciòn tambièn con respecto a Eichmann, cuando Galeano hace menciòn de los fuegos Bobos "Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman".
Sin dudas, los cinco encendimos al màximo el fuego de nuestros pensamientos para poder analizar esta genial obra del increìble autor Uruguayo.

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